La aclamada pianista británica Joyce Hatto, fallecida a los 77 años, fue denunciada tras descubrirse que una serie de grabaciones de conciertos fueron todas actuaciones robadas y fraudulentas.
Hatto no había dado conciertos en vivo desde hacía varias décadas, tras afirmar que sufría de un cáncer terminal y que por ello sería "descortés" mostrarse enferma frente al público.
Pero la pianista logró conseguir un gran éxito de público con sus más de 100 discos lanzados por la compañía discográfica de su esposo, que en su momento se dijo habían sido grabados en un estudio cercano a la mansión de ambos en Royston, en el condado inglés de Hertfordshire.
El crítico que descubrió el fraude, el experto Andrew Rose, declaró que el hallazgo fue como dar con "el Santo Grial".
Tras su muerte, Hatto fue calificada como "una de las pianistas más importantes de Gran Bretaña", quien logró tocar las piezas más difíciles del repertorio pianístico con una técnica "brillante" y "de maestría".
Pero las dudas comenzaron a rodear el supuesto talento de la artista, principalmente debido a que Hatto había obtenido una reputación de pianista mediocre como concertista de piano en vivo en Londres, durante las décadas de 1950 y 1960, y muchos se sorprendieron cuando se volvió una virtuosa del piano sólo en sus grabaciones, mientras batallaba contra el cáncer.
En tanto, el programa de computación iTunes de música digital, que está conectado a una base de datos de miles de discos de artistas, identificó dos de los discos de Hatto por ser exactamente iguales a las grabaciones de otros pianistas.
Poco después, expertos en música clásica analizaron en detalle otros tres discos de la pianista inglesa, y descubrieron que eran copias exactas de grabaciones anteriores de otros artistas, enmascaradas por cambios de velocidad masterizados o por combinarse piezas de distintos conciertos y artistas en un mismo álbum.
Los discos de Hatto que se identificaron como fraudulentos son "Los 12 estudios trascendentales de Liszt", que son en realidad grabaciones de Laszlo Simon; "El Concierto para Piano Número 3 de Rachmaninov", grabado en realidad por Yefim Bronfman; y "Los Estudios Completos después de los Etudes de Chopin de Godowsky", tocados por Carlo Grante.
Tras desenmascararse el fraude, las autoridades del mundo de la música pusieron en tela de juicio la reputación de Hatto.
James Inverne, editor de la prestigiosa revista Gramophone, que colaboró con la investigación, declaró que este "es el escándalo más increíble en el calmo mundo de la música clásica".
"Las ramificaciones son potencialmente enormes ya que hay muchas compañías de grabación envueltas en el escándalo y son notoriamente conocidas por sus problemas de copyright. Este tipo de fraudes ya habían ocurrido en el mundo del teatro y del arte, pero es el primero dentro de la música clásica", agregó.
Tras la polémica, Gramophone decidió retirar de publicación una crítica positiva de un nuevo disco compacto de Hatto.
Por su parte, Rose explicó que el problema surgió debido a que la pianista "tenía un grupo de seguidores que la consideraba una artista de culto y que creía todo lo que hacía".
"Pero si se analiza en detalle la fecha de las grabaciones y de su vida personal, uno termina por darse cuenta que fue todo una farsa. El hecho de que supuestamente tenía cáncer y que por ende no podía ser vista en público, que su esposo le construyó un estudio de grabación, que y nadie sabía cómo ingresaban las orquestas allí es algo increíble. Es un escándalo casi imposible de creer", agregó.
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